viernes, 21 de noviembre de 2008

Primera nevada, primera embobada

Desde que vivía en Berlín que no veía una nevada semejante. Se sabía que hoy caería la primera nieve del año. Por eso decidí que me pillara de la mejor manera: en chándal y en el bosque. La subida a la montaña del Bosque Teutónico parecía el carnaval de Río (¿?). La serpentina caía por todos lados y no se podía ver a 6-7 metros. Las bailarinas con su tronco se movían desprovistas de sus hojas al ritmo del evento. La rozadura de la madera entre sí ofrecía múltiples sonidos sin melodía pero con ritmo. El encuentro con el Tierpark Olderdissen, me devolvió a la otra parte del Atlántico.

Allí pude ver como se toman la primera nieve algunos mamíferos. En medio del bosque de Bielefeld te puedes encontrar animales, siendo la delimitación con el entorno poco evidente. Se puede correr a través de lobos, ciervos, marmotas, entre otros. Los animales, aunque estén en cautiverio, tienen espacios mejores en comparación con otros zoos ya que se les acotan grandes porciones de montaña salvaje. El encuentro que más me ha sorprendido ha sido con el oso Max. No suele hacerse ver, pero hoy, supongo que al olerme (por la forma en que se ha acercado) ha querido ver quien le mira. Nos hemos sentado el uno delante del otro con un foso de agua en medio. No había nadie más y durante unos minutos hemos compartido curiosidad. Me ha sorprendido las formas humanas que hacía apoyándose con su mano derecha sobre un tronco y apoyando la cabeza encima. Después, anocheciendo y sin nevada, he vuelto a casa. La carrera de hoy ha durado 2 horas, incluyendo 10 minutos tocando una vaca embarazada, dando palmaditas a un poni, mirando el lobo, embobado con el oso, etc.

Después en casa, Tanja con una piña y unos champiñones ha demostrado el porqué su fama como cocinera en Bielefeld. Mañana tengo el taller en la Universidad de cómo hablar en público usando una lengua no materna. Eso me hace pensar en mi mami...


Hasta la próxima con una foto reciente desde casa,

F.


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